El ensayo de José Eulogio González Tinoco, reconocido como «Payaso Moño Todobobo», es un reflejo profundo del mundo del payaso en México. A pesar de su oficio como carpintero y su formación hasta el quinto semestre en el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM, se destaca por ser un artista escénico multidisciplinario.
El libro de Moño Todobobo esclarece que ser payaso no se limita únicamente a la aplicación de maquillaje y vestimenta extravagante, sino que va más allá. Es una expresión autoral que trasciende las apariencias superficiales. Su nombre, «aquel que tiene buen discurso», refleja su forma de relacionarse con la comunidad de payasos en México, sin halagos, genuino y sincero.
En la Convención Internacional de Payasos, La Feria de la Risa, realizada en octubre de 2010 y organizada por Tomas Lozada, también conocido como «Payaso Llantom», tuve el honor de representar a Stragys. Durante este evento, tuve la oportunidad de conocer a José Eulogio González Tinoco, quien gentilmente compartió conmigo un ensayo de aproximadamente 80 páginas. Este ensayo provocó mi curiosidad y, al explorarlo, descubrí una reflexión interesante.
El ensayo señala la hospitalidad de los mexicanos, su rápida adopción de culturas foráneas y cómo esto, en ocasiones, puede marginar las tradiciones y la cultura mexicana en favor de las influencias externas, especialmente cuando se observan las propuestas de los medios electrónicos. Esto plantea la posibilidad de que el arte mexicano esté absorbiendo y transformándose por influencias extranjeras.
En resumen, la obra de Moño Todobobo y la experiencia de la Convención Internacional de Payasos ofrecen una perspectiva sobre cómo la cultura del payaso en México se desenvuelve en un contexto de globalización y cambiantes paradigmas culturales.